Una historia de fotonovela

Al terminar el primer trimestre, los alumnos y alumnas de 2º de ESO fuimos invitados por los profesores a vivir una aventura muy especial: editar y publicar una fotonovela. Presentaron el proyecto, al que nos sumamos  con entusiasmo. Pero el camino que había que recorrer para conseguir ese objetivo, no iba a ser fácil. Teníamos varias semanas  por delante para ir realizando cada uno de los pasos que se necesitan para darle forma a esta publicación.

Primero, leímos el libro El enigma del scriptorium, de Pedro Ruiz, en el que se narran las aventuras de Francisca, una aprendiza de la Escuela de Traductores de Toledo y del caballero musulmán Karim. Está ambientada en el Toledo del siglo XIII.

En la clase de Lengua adaptamos el texto para hacer el guion. En las clases de Historia, investigábamos la época en la que se sitúa la acción. En Educación Física, aprendimos esgrima medieval, danzas y hasta a hacer malabares, como los juglares. En Plástica,  diseñamos las story boards. En Tecnología, pudimos trabajar técnicas relacionados con la edición de fotografía.

Poco a poco, nuestro proyecto iba tomando forma: ya teníamos el guion, sabíamos mucho sobre el contexto histórico, teníamos planificadas las fotografías que necesitaríamos y su  disposición… Ahora, venía la parte más emocionante: el viaje de tres días para que necesitábamos, para visitar los lugares más destacados de Toledo y poder contemplar en persona todos los lugares sobre los que habíamos investigado en clase. Ahora, teníamos que tomar las fotografías

Estuvimos visitando la catedral y diversos monumentos, como las sinagogas, la iglesia de El Salvador, que fue una antigua mezquita y las cuevas de Hércules. Aunque nos tocó caminar un buen rato, fue una ruta inolvidable, que completamos con una visita panorámica en el autobús por las afueras de la ciudad, para contemplar unas vistas impresionantes de la ciudad.

Al día siguiente fuimos a Puy du Fou, un parque temático de ambientación histórica. Asistimos a unos espectáculos que nos dejaron con la boca abierta. También tomamos muchas fotos y pasamos una jornada muy entretenida.

Todavía nos quedaban visitas por hacer, así que el último día aprovechamos la mañana para ir al Monasterio de San Juan de los Reyes y al museo del Greco. También tuvimos un poco de tiempo libre para recorrer la plaza Zocodover y las calles tan especiales del casco histórico de Toledo.

Los ratos en el albergue los aprovechamos para realizar actividades que habíamos preparado en las tutorías: juegos medievales, escenificación de leyendas, resolución de misterios…

No solo hemos trabajado para hacer una fotonovela;  hemos convivido, nos hemos divertido y hemos aprendido lo que significa trabajar en equipo. Trajimos nuestras mochilas llenas de vivencias maravillosas.

Al volver, nos pusimos manos a la obra. Ya teníamos todo el material para la edición.

Todo el trabajo había merecido la pena y nuestro proyecto, con esfuerzo y en equipo, había sido un éxito, no solo por realizar nuestra fotonovela, sino también por lo que aprendimos y por todas las experiencias vividas.

 

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